viernes, 21 de diciembre de 2012

ASTIGMATISMO


Al principio quise convencerme de que era otra persona.  Pero no, mis sentidos no mentían: era ella, y estaba parada frente a mí.  Podría decirse que era de esperarse: estaba en medio de una guerra con el pecho como un pan mojado de tanto plomo recibido y cada vez que tosía, salpicaba de sangre el polvoriento suelo.  El sudor y los escalofríos llegaban a darle fuerza a mi argumento: era el momento, era ella.  Me arrastré como pude hasta sus pies y tosí nuevamente.  Esta vez con más fuerza.  Me llevé la mano a la boca para taparla, para tapar el disparo de sangre que se fugaba de mis entrañas, y cuando terminé de escupir la sangre que quedaba dentro de mi boca, le grité bastante furioso: ¿Qué esperas?, ¡llévame ya! ¡Hazlo rápido, haz tu trabajo!  A lo que ella me respondió apaciblemente: “eso no me toca a mí.  Yo soy la Tuberculosis, solamente vengo a ver el final y firmar la ficha.  Ella… ella viene cabalgando una bomba que arrojarán en menos de dos minutos sobre este lugar, es medio impuntual”.

A VECES SOMOS UNOS PERROS


Eso lo dejo a criterio de cada uno.  Todos tenemos nuestros gustos y preferencias, así nos hemos movido por el mundo desde hace quién sabe cuántos meneos de cola.  Lo que yo digo, es, que solamente pienso que mi querida Florcita debería de conocer a otros pretendientes.  No es que no me guste el mestizo ese con el que anda ahora, solamente que ella debería conocer más… el mundo.  ¿Sabe a lo que me refiero querido amigo? 
¡Pero por supuesto mi estimado!  La experiencia es lo que más deberían de buscar los cachorros hoy en día, y qué mejor experiencia se puede obtener que estando con uno de esos carismáticos ejemplares del viejo continente.  Europeos quiero decir, ¿me comprende?
Es lógico que le comprenda si estoy absolutamente de acuerdo.  No podemos comparar… un minuto colega, que debo de ocuparme de la necesidad.
No pierda cuidado.  Por cierto, maravilloso árbol ese que usted ha escogido para la faena.
Gracias.  Soy un can de buenos gustos y al ver semejante árbol no pude resistir dejar mi marca.  Bueno, como decía, no podemos comparar al mestizo con un atlético Alemán Doberman, o con un majestuoso San Bernardo de los Alpes suizos.  ¡Es simplemente un chiste, una mofa!  No estoy diciendo que no respete la decisión de mi querida cachorra, pero es que ella no es muy brillante y tampoco entiende de estas cosas.
Pues habrá que buscar una solución, mi Canis Majoris.  ¿Qué le parece si vamos a revolcarnos al pasto por un momento mientras lo pensamos?
Me parece una idea fenomenal y de excelente elocuencia.  Después de usted.